Durante la depilación láser, un láser emite una luz que es absorbida por el pigmento (melanina) en el cabello. La energía de la luz se convierte en calor, lo que daña los sacos en forma de tubo dentro de la piel (folículos pilosos) que producen pelos. Este daño inhibe o retrasa el crecimiento futuro del cabello.

Para la mayoría de las personas, se requiere una serie de tratamientos para eliminar el vello en el área y reducir el crecimiento futuro. La mayoría de los tratamientos resultan en una reducción permanente en el crecimiento del cabello. Algunas personas notarán una depilación completa, que puede durar un período prolongado de tiempo. Sin embargo, la mayoría de las personas requerirán algunos tratamientos de mantenimiento para mantener la reducción deseada en el crecimiento del cabello.

El cabello tiene un ciclo de crecimiento como anágeno (fase de crecimiento), catágeno (fase de transición) y telógeno (fase de reposo) y se repite. Durante el tratamiento de depilación, se suministra energía térmica al folículo piloso y destruye el folículo piloso. En ese momento, el vello en el anágeno se elimina de manera efectiva, pero el vello en el catágeno y el telógeno no se elimina porque no absorbe el láser en la epidermis. Por lo tanto, estos pelos deben eliminarse cuando se vuelven anágenos mediante un tratamiento adicional. Por lo tanto, para eliminar todo el vello, necesitamos un tratamiento de depilación basado en el ciclo del vello repetidamente. Normalmente es de 3 a 5 veces según el tipo de piel y el tipo de cabello.

Para cabello fino o brillante que tiene menos melanina, se puede requerir una mayor repetición del tratamiento.